Durante las temporadas 1950-51, 1951-52 y 1952-53, nuestro equipo tuvo malos resultados. Una serie de crisis, tanto deportivas como económicas, hicieron eco en nuestra institución. Se buscó salvar la causa americanista a como diera lugar y el cómico mexicano Mario Moreno “Cantinflas” fue nombrado presidente honorífico de la institución con el afán de que ayudara económicamente al equipo.
Pero los buenos resultados llegaron para la temporada 1953-54 cuando conquistamos la Copa México en un duelo que quedó para la historia. De entrada quedamos en el Grupo B donde superamos al León, Atlas y Toluca. Calificamos a una triangular final junto al Atlante y Guadalajara. Quedamos empatados con el equipo tapatío en primer lugar y tuvimos que disputar una finalísima ante ellos. Fue así que el 12 de mayo de 1954 en el estadio Olímpico Ciudad de los Deportes, nos coronamos al ganar en un juego épico al duro equipo del estado de Jalisco. El partido en los noventa minutos terminó empatado sin goles, y en tiempo extra cada conjunto marcó un tanto. José Santiago hizo nuestro gol al minuto 101 de tiempo corrido. El árbitro Sunderland decretó el final del juego y los equipos se alistaron para definir al ganador del trofeo en serie de penaltis. Pero había un detalle: al ser reiniciado el segundo tiempo, fue expulsado nuestro arquero Manuel Camacho. Este había sido fauleado feamente por Javier de la Torre y nuestro jugador agredió al tapatío. Esto originó inmediatamente una batalla campal en la que intervinieron casi todos los jugadores. El nazareno expulsó a Camacho y Eduardo González Palmer ocupó su puesto en el marco azulcrema. De manera que además de jugar más de la mitad del partido con un hombre menos, deberíamos afrontar la serie de penales por el campeonato, con un centro delantero bajo el marco, debido a que no teníamos arquero. Pero el grandioso Palmer se vistió de héroe al detener el segundo disparo de Rivera, mientras que por nosotros, Emilio Fizel anotó sus tres tiros y nos coronamos ante la algarabía de la gente. Esa noche mágica, nuestro entrenador Octavio Vial mandó a la cancha la siguiente alineación: Manuel Camacho; Norberto Iácono, Rubelio Esqueda, Manuel Gutiérrez; Héctor Ferrari, Pedro Nájera; José ‘Pepín’ González, José Santiago, Eduardo González Palmer, Emilio Fizel y José ‘Curro’ Buendía. Cuatro días después disputamos el trofeo de Campeón de Campeones ante el Marte y sucumbimos por la mínima diferencia.
Para la siguiente temporada, la 1954-55 se repitió la historia y una vez más, nos enfrentamos en el partido decisivo del torneo de Copa ante el Guadalajara. Luego de haber derrotado al Oro y al Atlante, disputamos la mañana del 6 de marzo de 1955 de nueva cuenta en el estadio Olímpico Ciudad de los Deportes la final y derrotamos a los tapatíos otra vez, ahora por 1-0 con un tanto de nuestro capitán, Manuel Cañibe al minuto 48. De nueva cuenta bajos las órdenes de Octavio Vial, el equipo formó así: Manuel Camacho; Norberto Iácono, Héctor Uzal, Juan Manuel ‘Gato’ Lemus; Héctor Ferrari, Rubelio Esqueda; Emilio Fizel, José Santiago; José Luis Lamadrid, Manuel Cañibe y Gerardo Nava.
Fue así, luego de dos finales de Copa consecutivas, como se comenzó a gestar la rivalidad entre el Deportivo Guadalajara y el Club América.
Cuatro días después vino nuestra revancha en el Campeón de Campeones, ahora jugando ante el Zacatepec, conjunto al cual vencimos 3-2 la noche del 10 de marzo de 1955 con tantos de Manuel Cañibe a los 65', 85' y Pedro Nájera al minuto 62. Nuestro cuadro esa noche inolvidable fue con Manuel Camacho; Norberto Iácono, Héctor Uzal, Juan Manuel ‘Gato’ Lemus; Héctor Ferrari, Rubelio Esqueda; Emilio Fizel, José Santiago, Pedro Nájera, Eduardo González Palmer, Manuel Cañibe.
En el campeonato de Liga 1958-59, Eduardo González Palmer se proclamó campeón de goleo con 25 anotaciones.
Fue el 22 de julio de 1959, justo cuando ya se disputaba el campeonato de Liga 1959-60 que el dueño del equipo, don Isaac Bessudo decidió venderle a don Emilio Azcárraga Milmo, dueño de Telesistema Mexicano, los derechos de la franquicia del Club América. Bessudo llamó a los jugadores y al entrenador Fernando Marcos y los reunió en el restaurante El Gallito, en Insurgentes Sur. Luego de comer, presentó al nuevo dueño del equipo. Tras la presentación de rigor, las primeras palabras que el nuevo propietario dijo fueron las siguientes: "Yo no sé nada de futbol, pero sí sé de negocios y voy a convertir al América en un negocio bien administrado y redituable". Y no se equivocaría. Azcárraga Milmo llevaría al América a los más altos peldaños del fútbol mexicano, tras tomar una postura basada en la contratación de figuras extranjeras.
El presidente nombrado por Azcárraga fue Darío Pastrana y se mantuvo a Fernando Marcos en el puesto de entrenador. El primer partido americanista bajo la nueva administración fue contra Zacatepec, que era dirigido administrativamente por Guillermo Cañedo de la Bárcena y entrenado por Ignacio Trelles. La fecha fue el 26 de julio, dentro de la jornada 5 del torneo de liga. Ganaron nuestro Cremas 4-3 con goles anotados por Paquito Valdéz a los 29’, Mario Pavéz a los 34', 36' y Juan Soto a los 70'. La primera alineación en la era de Emilio Azcárraga fue con Walter Ormeño; Juan Bosco, Alfonso Portugal, Juan Manuel ‘Gato’ Lemus; Juanito Arrieta, Pedro Nájera; Paquito Valdéz, Juan Soto, Eduardo González Palmer, Mario Pavéz y José ´Pepín’ González.
Un suceso importante en la vida del club estaba por llegar. El América entró en una buena racha y ganó consecutivamente los siguientes cuatro partidos, incluido el que se jugó contra el Guadalajara en la fecha 7, el 5 de agosto. Los goles de Eduardo González Palmer a los 23’ y 61 minutos escribieron el dos a cero en el marcador. Más adelante en la jornada 11, derrotamos al Oro con el mismo marcador con tantos del finísimo mediocampista Mario Pavéz a los 75’ y 88 minutos. Transcurrieron dos jornadas más para que nos enfrentáramos al tercer equipo tapatío de la competencia: el Atlas. Una vez más, el resultado final, fue dos a cero a favor de nuestros Cremas. El propio Pavéz al minuto 23, y Carlos Calderón de la Barca a los 53' escribieron el tanteador.
Coincidentemente, los tres partidos disputados contra los equipos tapatíos terminaron a favor nuestro con el mismo marcador. De manera que nuestro Director Técnico Fernando Marcos ironizó con ello y declaro que“America no viene a Guadalajara a ganar. Eso es rutina. Nosotros venimos a cambiar el número de la larga distancia. Cada que quisieran llamar a la ciudad de Guadalajara por teléfono, deberían marcar 2-0, 2-0, 2-0, por cortesía del América”.
Esas palabras de Marcos molestaron mucho a los jugadores y entrenador del Chiverio y prendieron la mecha, por lo que estos prometieron vengarse en el siguiente partido que jugarían, en la segunda vuelta del torneo. En la memoria de algunos tapatíos también estaba fresco el recuerdo de las finales de Copa México que habían perdido con nosotros consecutivamente en 1954 y 1955.
Así que llegó al partido de la segunda vuelta del torneo y previo al juego se desató un interés inusitado tanto por ambos equipos, así como por afición y prensa. Era un hecho que las palabras de Marcos terminaron por fomentar la rivalidad por la disputa entre Jalisco y la Capital ya que el regionalismo tapatío de aquellas épocas y el orgullo capitalino, buscaron imponer su supremacía desde las primeras confrontaciones. El Deportivo Guadalajara gozaba de una plena identificación con las clases populares, mientras que el Club América, un equipo de orígenes aristocráticos, en el que los capitalinos depositaban sus esperanzas de poner fin al reinado del conjunto tapatío, que era el vigente campeón.
Así que la fecha del 12 de noviembre de 1959 está marcada en la historia de nuestro equipo porque fue cuando oficialmente nació el “Clásico de Clásicos”. Los jugadores tapatíos salieron enardecidos a darlo todo y los nuestros no se quedaron atrás. En un juego de alto riesgo, perdimos 1-2 y al terminar el duelo, estuvo a punto de estallar la bronca en el estadio Olímpico Universitario, y finalmente no tuvimos más que aceptar las burlas del equipo rival, que en el campo ganaron a buena lid, pero dejaron un legado que perduraría para siempre. El gol de Mario Pavéz a los 74 minutos fue insuficiente, aunque histórico, ya que es el primer gol americanista jugando ya el famoso “Clásico de Clásicos”.
El cambio en la administración del equipo funcionó como un revulsivo y el América terminó en la segunda posición del campeonato, por lo que se auguraban buenos tiempos.


